sábado, 11 de agosto de 2012

ENCUARTE

Enganche de un encuarte en la Cuesta de Toledo (Madrid)
Hace algunos meses, publicábamos una narración de Santiago Rusiñol que se iniciaba con la descripción de una muy particular maniobra tranviaria:
Si venint de la Plaça de Cort, on hi ha la Casa de la Vila, segueixes avall, per un carrer ample, i vas a la Costa de Sant Domingo, veuràs una mula que tota sola va caminant xano-xano.
Res no la distreu del seu camí. No mira ningú. Va fent el seu fet. Amb la cua es venta les mos­ques, que la segueixen i la pasturen; però ella, sem­pre amb el cap baix, camina que caminaràs, no para fins a ésser al Born, i, en essent al Born, s'atura.
A voltes espera cinc minuts, a voltes un quart, i a voltes una hora; però la bèstia és tan resignada, que, si no vingués lo que ha de venir, allí s'estaria, a 'peu dret, encara que fos un parell de mesos, sense dormir, sense menjar i, lo més difícil en una illa, sense seure en cap cadira.
Aquesta bèstia té una missió: esperar el tramvia del Terreno (perquè aquí a Palma també hi ha un tramvia). I així que arriba aquest tramvia, engan­xar-se a la llarga al davant, pujar la Costa de Sant Domingo, tornar-se a desenganxar, tornar avall (a peu) altra vegada; vinga esperar i vinga tornar-hi,
i sempre amb el tramvia a l'anada i sempre sola a la tornada; anar fent de llançadora, amb les mateixes mosques a coll, com un pèndol de rellotge que anés marcant l'hora de Palma.
Aquest rellotge va poc a poc; ningú no té pressa a donar-li corda; així és que, quan la mula deixa les altres dues amigues perquè se'n vagin al Terreno, enduent-se'n el vehicle públic, ningú no té pressa d'a­nar de pressa, i el qui en tingués tampoc no hi ani­ria. ...

Haciendo una traducción casera tendríamos:
Si al llegar a la plaza de La Cort, donde esta el Ayuntamiento, seguís hacia abajo por una ancha calle, al llegar a la cuesta de Santo Domingo, observaréis a una mula que sola va caminando, cuesta abajo tranquilamente.
Nada la distrae de su camino. A nadie mira. Cumple su misión. Con la cola atiza a las moscas que la siguen y atosigan. Pero ella siempre cabizbaja, y ándate que andarás hasta llegar al Born, donde se detiene.
A veces espera cinco minutos, a veces un cuarto, incluso una hora ; pero el animal es tan paciente, que si no llegase lo que tiene que llegar, seguiría de pie un par de meses, sin comer, sin dormir, y lo que es mas difícil en la isla sin sentarse en una silla.
La mula tiene una misión: esperar al Tranvía del “Terreno”, (porque aquí en Palma también hay un tranvía), y una vez llegado el tranvía, engancharse delante de él a la larga, ascender la cuesta de Santo Domingo, volver a desengancharse y regresar otra vez y vuelta a esperar y a volver.
Siempre con el tranvía en el ascenso, siempre sola en la bajada; haciendo de lanzadera con las mismas moscas en su cuello, como el péndulo de un reloj que marcase la hora de Palma
Este reloj marcha lentamente; nadie tiene prisa en darle cuerda; así que una vez la mula deja a sus dos amigas marchar hacia el Terreno, llevándose con ellas el tranvía, nadie tiene prisa de ir a prisa, y si alguien la tuviera, tampoco se apresuraría...
Enganche de un encuarte con postillon en Clifton.
Pues he aquí que hemos encontrado la descripción de una maniobra de encuarte.
Hace tiempo ya habíamos encontrado esta palabra en algunos textos, pero dado que actualmente esta prácticamente en desuso, no habíamos podido averiguar mucho sobre esta maniobra.

Si recurrimos a los diccionarios, RAE, Enciclopedia Espasa 1927 y otros varios, que en ocasiones nos han proveído de abundante información, solo obtendremos lo siguiente:
ENCUARTE. (De en y cuarto.) m. Yunta o caballería de refuerzo que se agregaba a las que tiraban de un vehículo para subir las cuestas o salir de los malos pasos.
El encuarte, aparece con una cierta organización del transporte, permite a los carreteros ahorrar caballerías en los tiros, distribuyéndolas solamente en aquellos puntos donde realmente hiciera falta reforzar el tiro; ésto además de ser un ahorro en caballerías, agilizaba los tiros que al ser más cortos podían maniobrarse mejor.
Un clásico del encuarte sería la collada de Tossas donde la diligencia de la Ceretana y otros carruajes, serían reforzados para pasar aquel difícil tramo entre el Ripollés y la Cerdanya.

Un tiro a la larga en la collada de Tosas, probablemente con encuarte.
Otro interesante testimonio nos lo aporta el señor Rogeli Montalà en la guía de su interesante “Museu de carros” en Valls:
Pasaba por Valls, un traginer (arriero) de Tàrrega llamado Vilaverd. Hacia la ruta de Tàrrega a Tarragona y "viceversa", siguiendo la ruta de la actual N-240 .
Era famoso por llevar su carro con un tiro de cinco mulas, ayudado únicamente por un mozo que desde atrás regulaba el freno.  
Pasaba por el centro de Valls y para subir el “Coll de l'Illa”, alquilaba a un payés una mula, porque las cinco que llevaba eran incapaces de tirar de aquella carga. Otro payés le proveía de encuarte en el collado de Belltall. El payés cobraba su alquiler y bajaba una vez realizado el arrastre cabalgando su mula. El coste del encuarte rondaba entre las cinco y diez pesetas. Vilaverd, uno de los últimos traginers, murió a los noventa años en el año 2005.
Detalle de la foto anterior, podria ser el carro del señor Vilaverd.
Los tranvías que permitan optimizar el tiro, al reducir la resistencia a la rodadura del vehículo, no eran insensibles a las pendientes; así un tranvía, que podía en la mayoría de su trayecto ir tirado por un animal en limonera o dos en tronco, al llegar a una cuesta veía dificultado su avance y los animales sufrían un excesivo castigo que reducía sus fuerzas.
Monumento al tranviario en Rusia. ¿Un encuartero?
De ahí que las compañías o bien necesitaran doblar el tiro, que en una buena parte del trayecto sería innecesario o bien situaban en los puntos más difíciles del trazado unos animales de encuarte para apoyar al tiro convencional.
Lo más habitual era situar los encuartes al mando de un empleado de la compañía;
este era el ENCUARTERO: mozo que cuida de las bestias de encuarte, (según nuestro diccionario).

En el texto seleccionado, Rusiñol, gran observador y amante de animales y bestias, nos describe una acción sin intervención humana.
Muy probable, dada la inteligencia de las mulas mallorquinas, muy apreciadas por las compañías de tranvías y transporte catalanas, eran capaces de memorizar su recorrido, ejerciendo una tarea de piloto automático que permitía a la compañía de tranvías prescindir de un mozo al cuidado de ellas.
Al parecer en el tranvía mallorquín, la compañía, había prescindido de aquel oficio, dado que el animal se desenvolvía muy bien sin la necesidad del mismo, no así en compañías con redes más complejas, las compañías explotadoras los tenían perfectamente instituidos.
Madrid Cuesta de Toledo, Fotografia de la que hemos tomado el detalle que inicia el post
En el tranvía de Madrid, de donde hemos encontrado un documento gráfico en el que puede verse claramente el enganche de un encuarte en la cuesta de Toledo, las categorías laborales que estaban reguladas en una Real Orden de 5 de julio de 1900:
Los Encuarteros eran una de las categorías inferiores del escalafón tranviario, estaban por debajo de mozos de cuadra, y solo los suplentes estaban bajo su categoría.
Así un anuncio de la Compañía Madrileña de Tranvías nos relacionaba estos puestos:
Para cubrir las vacantes de mozos de cuadra suplentes el señor director ha tenido a bien nombrar a los encuarteros más antiguos, y para cubrir las vacantes de encuarteros que éstos dejan, se nombran a los suplentes más antiguos. Todos los agraciados tendrán muy presente que no podrán aspirar a otro cargo superior si antes no demuestran su suficiencia por medio de examen y saber leer y escribir.”
Encuarte con postillon en San Petesburgo.
También en nuestro anterior post sobre los tranvías vieneses veíamos que los encuarteros estaban presentes en la despedida de la tracción animal:
En cuanto la alegre comitiva, que en cierto modo podía parecer algo así como un entierro, hubo llegado al final de la Ringstrasse, junto a los malecones del Danubio, fue desenganchado el caballo y llevado a un pabelloncito cubierto de flores, donde un numeroso personal de cocheros y encuarteros que tenia dispuesta una opípara comida...
Esta despedida también sería la suya es decir la de los encuarteros.
Con la aparición de la tracción mecánica, al poder regular la potencia se podía prescindir del refuerzo por lo que hacia innecesaria la labor de los encuarteros.
Solo en casos excepcionales, de grandes pendientes se siguieron algunos sistemas mecánicos de arrastre o ascensores para tranvía de los que actualmente muy pocos han subsistido.
En nuestra ciudad, Barcelona, existió un tramo de encuarte en la línea de Gracia entre la Travesera de Gracia, donde existieron unas importantes cuadras de la compañía, y la plaza dels Josepets al final de la línea, donde también habían dos cuadras y la estación principal de la Barcelona Tranways.
Como curiosidad añadiremos que en los orígenes de otro modo de transporte, el trolebús, este cumplió las funciones de vehículo de encuarte.
Encuarte  mediante el trolebús de Max Schieman.

Encuarte por Trolebús.
El ingeniero alemán Max Schiemann, fue uno de los precursores en la creación de un nuevo sistema de transporte: el trolebús. Este nuevo sistema, permitía a los vehículos de carretera aunar la facilidad de maniobra y la potencia de los sistemas eléctricos.
El trole de Altona en plena labor de empuje.
Dado que el sistema eléctrico por acumuladores, a principios del siglo XX, fue descartado por carecer de potencia y duración suficientes, e incluso en la actualidad las baterías, como elemento autónomo, no han conseguido un resultado suficiente para su aplicación generalizada en el transporte.
El empleo de una línea fija de alimentación al vehículo permite disponer de una gran potencia haciéndolo capaz de arrastrar grandes cargas. Así el trolebús, en su versión industrial ha sido aplicado hasta en grandes Dumpers mineros en Rusia y Sudáfrica.
Trole-Dumper en unas instalaciones mineras rusas.

Schiemann sería precursor no sólo en la aplicación del sistema trolebús al transporte de pasajeros, sino al transporte de mercancías.
El proyectó y construyó el "Hafenschleppbahn"en Altona, hoy barrio de Hamburgo. Esta línea, unía el puerto con la zona de Altona en una distancia de aproximadamente un kilómetro con una pendiente considerable.
Aquel trazado presentaba una considerable dificultad para los carruajes y el trolebús se proyectó a fin de auxiliar a los caballos en su tiro. Así se establecería un encuarte a tracción eléctrica.

Los trole-tractores podían tirar o empujar de los carruajes ,o bien arrastrarlos sin caballerías formando un tren de carretera. Las imágenes obtenidas de la Enciclopedia Espasa y de una web alemana nos ilustran sobre ello.
Este sistema se puso en operación en 1912 y continuó en servicio hasta 1950, remolcando cada día alrededor de 200 carruajes con una carga de hasta 7 toneladas por convoy, a una velocidad máxima de 10 kilómetros hora y una velocidad comercial de 5 a 8 kilómetros hora lo que representaban unos 8 minutos de recorrido.
Trolebús de Altona operando al empuje

En la línea llegaron a circular 6 tractores con una simultaneidad en circulación de dos convoyes.
Esta línea fue operada inicialmente por la Compañía de trenes sin raíl Max Schiemann :"Gesellschaft für gleislose Bahnen Max Schiemann & Co.", a partir de 1922y hasta el fin de la línea pasaría a ser explotada por la municipalidad de Hamburgo.
Maniobrando en el puerto de Hamburgo.

Para finalizar, recordaremos de nuestra última entrada, que durante la primera guerra mundial los tranvías vieneses llegaron a sustituir los tiros de caballerías, en este caso por la escasez de las mismos, lo que podríamos considerar un encuarte tranviario.




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